Fernando Redondo y una interesante entrevista de 100 preguntas.



Fernando Redondo, considerado uno de los mejores volantes centrales de la historia del fútbol, después de 15 años de su retiro brindó una entrevista para el diario La Nación de Argentina llevada a cavo por el periodista Diego Borinsky, la cual consistió en 100 preguntas al ex Real Madrid y Milan, en donde trato temas tanto de Selección Argentina, su relación con Passarella, lesiones y más.

Acá lo mas destacado de la entrevista.

¿Quién es Fernando Redondo?
-Uh, hablar de mí no me gusta ni me sale. ¡Qué difícil! Podría decir que siempre intenté ser consecuente con mi manera de pensar y de sentir, tanto dentro como afuera de la cancha. Y sigo siendo así.

¿Cómo se forjó ese estilo tan particular que tenías para jugar?

-Creo que viene con uno, y después vas mirando e incorporando cosas. Ahí influyeron por un lado el gusto futbolístico de mi padre, el de Independiente, y también el hecho de ver seguido a Marangoni. Siempre fui 5, en algún momento me quisieron poner de 10, por características técnicas, pero muy poquito.

Vos dabas pocas notas como jugador, pero desde que te retiraste desapareciste del mapa. ¿por qué?

-Tiene que ver un poco con mi manera de ser y otro con que en muchas entrevistas que di, después, cuando las leía no veía reflejados mis pensamientos, y eso te va cerrando también. Entonces decís: "Prefiero no hablar antes que hablar y después tener que salir a explicar que eso no era así". Lo peor es que sufro cuando me pasan esas cosas, porque si me diera igual, no tendría problemas..

¿Seguís jugando?

-No, ya no puedo. Lo hice hasta que mi tendón y mi rodilla me dijeron basta, otra vez me retiraron de la actividad. Es también por una cuestión mental, porque al no darme el físico, tampoco podía jugar a media máquina, entonces prefiero salir a correr subaeróbico como para quemar algo, y listo.

Fuiste compañero de Maradona. ¿Messi llegó a su altura con la pelota en los pies?

-Sí, absolutamente

¿Qué es lo que más te enorgullece de tu paso por el Madrid?

-Haber podido demostrar mi fútbol. Haber conservado mi estilo con diferentes entrenadores y en diferentes situaciones. Si bien la primera temporada fue espectacular, porque cortamos la serie de 4 Ligas consecutivas del Barca ganándola nosotros, en la segunda el equipo no anduvo bien, hubo críticas, y no fue fácil, pero lo pude superar. Por supuesto, conseguir la séptima Copa de Europa fue el hecho más destacado de mi paso por el club, ya que el Madrid volvió a reinar en Europa tras 32 años, y pude jugar todos los partidos de esa Champions. Repetimos dos años después, y allí ya con el honor de haber sido el capitán

¿Florentino Pérez decidió venderte porque habías apoyado a Lorenzo Sanz en las elecciones?

-No creo. Florentino se había comprometido en la campaña a traer a Figo, costaba mucho dinero y el Milan ofrecía por mi pase 3 mil millones de pesetas (18 millones de euros), era un montón de dinero por un futbolista de 31 años. En ese momento, con Florentino había llegado Pirri como secretario técnico y me avisó que había una propuesta del Milan y que el club estaba de acuerdo en aceptarla. Un tiempo antes me había querido comprar el Inter y el Madrid le contestó que no había ninguna posibilidad.

Te abrieron la puerta de salida...

-Me tocó un poco el amor propio que me quisieran vender, la verdad. Por otro lado se trataba del Milan y estaba Berlusconi, que me llamaba a mi celular para que fuera. En el Madrid yo había dado todo, ganado dos Champions y dos Ligas, entre otros títulos, los entrenadores me habían elegido el mejor futbolista de esa Champions, o sea que sabía que el puesto ahí no me lo sacaba nadie. Lo del Milan, en ese sentido, era un desafío también para mí.

¿Cómo se produjo la lesión?

-Yo había hecho la pretemporada con el Madrid y, al finalizarla, se produjo la venta. Llegué al Milan y el sistema de entrenamiento era diferente, con mucha carga física y mucho trabajo de fuerza. No dije nada, un poco por orgullo, pero estaba muerto muscularmente. Debí haber hecho una adaptación progresiva, pero eso lo analicé después. En ese contexto hicimos fútbol, y en una jugada giré y sentí. track: me rompí los cruzados de la rodilla derecha y no pude jugar ni un partido durante dos años. Es decir: fui al Milan y el primer partido lo pude jugar recién a los dos años, una locura.

¿Por qué dos años por una rotura de ligamentos?

-Porque la primera operación no salió bien. A mí me operó un médico italiano que había intervenido a otros jugadores del Milan, pero no era especialista en rodilla, y la verdad que el ligamento no quedó colocado en la mejor posición, estaba rozando el cóndilo femoral. No se lo achaco al médico, me tocó entrar en ese 3 o 4 por ciento de error. El tema es que en la recuperación, la rodilla se me hinchaba y me dolía, y los médicos me decían que tenía que superar la barrera del dolor. Entonces le daba más duro, musculaba, y al final era un círculo inflamatorio, y cada vez estaba peor.

¿Qué hiciste?

-Lo primero fue hablar con Galliani: le pedí que no me pagaran más el sueldo hasta que pudiera jugar. 

¿Cómo se destrabó?

-Decidimos consultar a los mejores especialistas en rodilla del mundo. Fuimos a Francia a ver al que había operado a Ronaldo, a un par más y nos quedamos con Martens, un belga que nos dio mucha seguridad. Viví un par de meses en Amberes, trabajé con técnicas totalmente novedosas para mí tres veces por día durante toda la semana. Pasaba el domingo con la familia en Milano y el lunes estaba otra vez en Bélgica. Me aplicaron una técnica llamada Bier Block, que estaba prohibida en Italia y actuaba sobre el sistema nervioso central para romper la memoria del dolor. Me metían en el quirófano, me ponían la pierna hacia arriba, me la vaciaban de sangre con un torniquete y me pasaban fármacos. El riesgo era que si algo de eso se iba al corazón, podía tener un problema. Te dejaban hacerlo 6 veces como máximo y yo hice 5 y de ese modo pude superar el umbral del dolor y trabajar en la rehabilitación.

¿Te metiste en las aguas heladas del Mar del Norte, puede ser?

-Sí, hice de todo. Me llevaron a Knokke, una ciudad de veraneo del norte de Bélgica. ¡pero en invierno! Me metía en el Mar del Norte y corría con el agua hasta la cintura y hacía diferentes trabajos en la arena, con elásticos y almohadones. Al ver que podía superar el dolor y la inflamación, di lo máximo de mí, pude recuperarme y jugar dos años más.

¿Ya no te molestó más?

-Podía jugar, pero no tenía la misma flexibilidad, se me inflamaba después de los partidos, me costaba, necesitaba 2 o 3 días para recuperarme. Así y todo, tuve partidos en un muy buen nivel y ganamos todo: Scudetto, Copa Italia e incluso la Champions, aunque sin la continuidad que hubiese deseado.

 ¿Te sentís en deuda con el Milan?

-No, no, porque al final cuando me tocó jugar tuve un rendimiento alto. Me hubiera gustado jugar mucho más, naturalmente, pero me siento en paz, muy agradecido además por el trato que me dieron mis compañeros, los directivos y los aficionados. Aparte fue una etapa de superación muy buena para mí, porque un día estaba acá arriba (levanta la mano) y al otro allá abajo, roto sin haber debutado. Es duro, muy duro. Tuve la gran suerte de tomar yo la decisión de dejar de jugar, no que una lesión decidiera por mí, como hubiera pasado si no volvía a jugar tras la última rotura de ligamentos. Eso hubiera sido realmente frustrante. Me retiré porque ya no lo disfrutaba de la misma manera, porque tenía que pasar tres días por semana arriba de la camilla para desinflamar la rodilla, pero me retiré jugando.

¿Cuál fue el motivo real del desacuerdo con Passarella?

-El me llamó y nos reunimos en el hotel Palace de Madrid. Me pidió que me cortara el pelo y yo le dije que no lo haría. Y me dijo, me acuerdo literal, que como la selección estaba por encima de los hombres y los nombres, si necesitaba convocarme lo iba a revisar. Cuando esto salió en la prensa, él declaró que en realidad lo del pelo había sido un tema secundario, que no me había convocado porque yo no quería jugar por la izquierda, una mentira gigante. Y a partir de ahí, para mí, ya no hubo vuelta atrás.

¿Por qué creés que tuviste tantas lesiones en tu carrera?

-No tuve casi nunca problemas musculares, pero sí articulares. En total sufrí 5 operaciones, 3 de ligamentos cruzados y en ambas rodillas. Creo que tenían que ver con mi físico, con ser muy laxo, y ante diferentes situaciones de estrés, por esa laxitud terminaron sufriendo las rodillas. Intenté asociarlo a lo mental en lo que me pasó en el Milan, más allá de que me faltó una adaptación progresiva a la metodología de los entrenamientos, quizás ahí yo mentalmente estaba en Madrid


Entrevista Completa:
Fuente. La Nación (Arg.)

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